A pedaladas por un café: cómo pagar la cuenta con energía

En la Plaza de la República, a pocos metros del epicentro de París, abrió sus puertas la semana pasada un céntrico local que estará abierto por tiempo limitado y en el que se puede pagar la cuenta sin echar mano del bolsillo. 


Se trata del Electric Café, una cafetería pop-up en la que la cuenta no se paga con dinero, sino con energía. Esa energía se genera a pedaladas desde el taburete que hay en la misma barra, y una vez se llena el contador que hay en la pantalla frente al asiento, el importe se da por pagado. El menú, de hecho, no está en euros, sino en vatios. Una bebida fría, una caliente y otra sin cafeína forman la carta, cuyo precio es una tarifa plana de 30 vatios. La energía generada en las pedaladas se almacena en una gran batería que abastece al local. 

El mensaje lo han condensado en un breve eslogan: Electrify The World. Tres palabras con las que difundir su mensaje e involucrar a la ciudadanía en el corazón de una de las ciudades más contaminadas por tráfico de Europa, además de resumir a la perfección la filosofía de este pequeño local.

El Electric Café no es un mero lugar al que ir a tomar algo. De hecho, su faceta hostelera es probablemente la de menor importancia. Es un lugar de concienciación, con información útil en cada esquina y con mucha carga simbólica. 

Nada más entrar hay un gran panel con una recopilación de edificios sostenibles, entre los que hay desde construcciones residenciales hasta recintos deportivos como el Amsterdam Arena (estadio del Ajax). Dos pasos más adelante, un fotomatón muy peculiar: al igual que para pagar la bebida, en esta máquina hay que generar la energía necesaria para tomar la fotografía por nuestros propios medios. El método: un sistema de suelos llamado Pavegen, en el que se genera energía a partir de las pisadas en unas baldosas electromagnéticas. Con unos cuantos saltos adelante y atrás bastará para poder sacarse una foto que se imprime pocos segundos más tarde, y en la que lo importante es el cómo, no el qué. 

Todo un templo a la sostenibilidad en el que también hay espacio para una pequeña representación a escala de un barrio y de la energía necesaria para abastecerlo, con sus pertinentes baldosas de inducción electromagnéticas. Y todo ello para que el cliente, según la compañía, "experimente los beneficios de un estilo de vida 100% eléctrico". "Un café en el que se paga con energía autogenerada es la forma perfecta de demostrar que se puede revolucionar la manera de generar y utilizar la energía" aseguraron el dia de la presentación de este curioso espacio.

FUENTE: 20 MINUTOS