España reduce emisiones y va por la buena senda para cumplir el Acuerdo de París

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España redujo en 2014 sus emisiones de GEI (gases de efecto invernadero) comunitarias en un 12 %, lo que significa que "va por la buena senda para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París", ha asegurado el director general de la consultora de cambio climático Factor CO2, Kepa Solaun.
''La reducción se centra en las emisiones del transporte, la gestión de residuos o el consumo de energía residencial", ha explicado Solaun.
En el caso de España, el acuerdo establece una reducción de emisiones de GEI del 10 % para 2020 -respecto a 1990-, lo que "es muy probable que se consiga, a no ser que haya un crecimiento económico muy rápido" en los próximos años, ya que "las emisiones van ligadas a la economía".
La siguiente meta aparece en 2030, cuando la disminución deberá ser del 26 %, aunque "no es definitiva y probablemente cambie" en función del éxito del cumplimiento de este compromiso a nivel mundial.
El Acuerdo de París, ha afirmado el especialista, es un "paso importante" en la acción de los líderes mundiales respecto al cambio climático, puesto que define "un antes y un después" en la estrategia internacional de protección del medioambiente: a día de hoy, son ya 92 los países que lo han ratificado, sumando el 65,83 % de las emisiones globales.
A pesar de la "casi unanimidad" con la que cuenta, ya que "lo apoyan todos los países importantes y especialmente los que más emiten", no es una solución "inmediata ni definitiva".
El próximo "año clave" será 2018, cuando el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU publique un informe científico que valorará los compromisos de los países y que "con toda probabilidad dirá que no son suficientes y que hay que apretar más".
FUENTE: LA VANGUARDIA

Coches eléctricos: ¿son una alternativa real contra la contaminación?


La escasa autonomía o su elevado coste son algunos de los argumentos de quienes se resisten a contemplar el vehículo eléctrico como una alternativa ecológica. Sin embargo las restricciones al tráfico para los vehículos más contaminantes han puesto en el punto de mira a los coches con mecánicas híbridas o totalmente eléctricos, ya que son los únicos que pueden circular y estacionar por el centro de las ciudades cuando estas medidas se ponen en marcha, tal y como sucede durante estos días en Madrid.

Según el protocolo antipolución de la capital de España, la restricción de circulación en función de la matrícula (coches con matrícula par solo pueden circular los días pares y coches con matrícula impar solo pueden circular en días impares), están exentos los vehículos con distintivo «cero emisiones», híbridos no enchufables y de gas; entre otros.


En este escenario, los coches eléctricos e híbridos se convierten en una buena alternativa de movilidad.
En el caso de los híbridos -gracias a la utilización simultánea o independiente de sus dos motores- consumen menos combustible. Ese menor consumo se traduce en un mayor ahorro económico y en una menor emisión de CO2 a la atmósfera.
Además y al menos de momento, los híbridos cuentan con mayor autonomía que los eléctricos, ya que disponen de un motor adicional que funciona por combustión. Pero no solamente les superan en este aspecto, la autonomía del híbrido es también mayor que la de vehículos con motor diésel o gasolina, ya que el motor eléctrico aprovecha la energía cinética del coche –derivada de la energía de la frenada y de la acción de las ruedas- para recargar las baterías. Es más, este tipo de vehículos (los híbridos), contribuyen a minimizar la contaminación acústica, ya que son más silenciosos.
Por tanto, los coches híbridos son la mejor opción para trayectos esencialmente urbanos (95% por ciudad y solo un 5% por carreteras convencionales).
Los coches eléctricos, por su parte, son menos eficientes en términos de costes, algo que desmerece el hecho de que su gasto energético sea muy inferior al resto de vehículos. Incluso en el caso más favorable para ellos, la conducción exclusivamente urbana, la diferencia de costes al final del proceso sigue siendo elevada.
FUENTE: ABC