Coches eléctricos: ¿son una alternativa real contra la contaminación?


La escasa autonomía o su elevado coste son algunos de los argumentos de quienes se resisten a contemplar el vehículo eléctrico como una alternativa ecológica. Sin embargo las restricciones al tráfico para los vehículos más contaminantes han puesto en el punto de mira a los coches con mecánicas híbridas o totalmente eléctricos, ya que son los únicos que pueden circular y estacionar por el centro de las ciudades cuando estas medidas se ponen en marcha, tal y como sucede durante estos días en Madrid.

Según el protocolo antipolución de la capital de España, la restricción de circulación en función de la matrícula (coches con matrícula par solo pueden circular los días pares y coches con matrícula impar solo pueden circular en días impares), están exentos los vehículos con distintivo «cero emisiones», híbridos no enchufables y de gas; entre otros.


En este escenario, los coches eléctricos e híbridos se convierten en una buena alternativa de movilidad.
En el caso de los híbridos -gracias a la utilización simultánea o independiente de sus dos motores- consumen menos combustible. Ese menor consumo se traduce en un mayor ahorro económico y en una menor emisión de CO2 a la atmósfera.
Además y al menos de momento, los híbridos cuentan con mayor autonomía que los eléctricos, ya que disponen de un motor adicional que funciona por combustión. Pero no solamente les superan en este aspecto, la autonomía del híbrido es también mayor que la de vehículos con motor diésel o gasolina, ya que el motor eléctrico aprovecha la energía cinética del coche –derivada de la energía de la frenada y de la acción de las ruedas- para recargar las baterías. Es más, este tipo de vehículos (los híbridos), contribuyen a minimizar la contaminación acústica, ya que son más silenciosos.
Por tanto, los coches híbridos son la mejor opción para trayectos esencialmente urbanos (95% por ciudad y solo un 5% por carreteras convencionales).
Los coches eléctricos, por su parte, son menos eficientes en términos de costes, algo que desmerece el hecho de que su gasto energético sea muy inferior al resto de vehículos. Incluso en el caso más favorable para ellos, la conducción exclusivamente urbana, la diferencia de costes al final del proceso sigue siendo elevada.
FUENTE: ABC